Flores en el mar
Subo y vuelvo a subir, unos ojos grandes que
parecen estrellas me miran desde arriba y dejan caer sus chispitas de colores.
Estoy tomando un baño de estrellas, sí, esos baños sí me gustan, no como los
que me obliga a darme mamá. Me elevo hasta llegar a la luna que desde abajo,
con mi telescopio, se ve muy chiquita, pero aquí, se hace grandota; hasta la
puedo explorar y me deja pisar sus granitos microscópicos que se sienten como
burbujas al reventar… voy pintando mis huellitas como cuando pinto huellas en
el mar. Aquí todo es azul como el mar, a veces se pinta de negro, pero luego
vienen esas lámparas que parpadean sin parar y la atmosfera se llena otra vez
de luces azules, blancas, rojas y amarillas, como fuegos artificiales chispeando
en un cielo de cristal. Después escucho una canción que me arrulla, pienso que,
seguramente, ese es el canto lunar del que me hablaba mi abuelita cuando me
contaba sus historias para ponerme a soñar. Luego pienso que el negro aquí no
es negro, sino un azul profundo mar. Me voy volando con mis alas de cartón, me
siento livianito como si fuera yo una hoja de árbol, de esas que el viento
desprende para llevarlas a pasear. Estoy volando, volando al infinito y al más
allá y no necesito mi cohete, ni mi capsula, ni mi capa de invisibilidad para explorar
el universo. Sólo extraño mi caballito de mar, pienso que tal vez con él,
podría cabalgar hasta el sol sin tener que usar mi escudo protector. Sigo
subiendo, más arriba, allá donde está ese planeta que tiene un anillo por fuera
y que brilla como el sol, veo un comenta pasar, pero no se parece a los cometas
con los que juego en el parque con mamá, éste tiene algo que lo hace volar sin
el hilito que le amarro yo a mis cometas para hacerlos volar. El cometa
desparece muy rápido y se va dibujando una nube de humo blanco que suelta
arenita y que cae sobre mi cara como gotitas de mar. Más adentro, hay muchos
cometas, asteroides, meteoritos y estrellas solares granizando sobre mi cabeza;
y veo a un señor que brilla mucho y que parece hecho de metal y que me sonríe y
que me lleva de la mano adentro, más adentro, donde está esa luz que tiene
fuego. También veo a mamá que carga una cajita y le habla como si yo estuviera
allí, adentro; luego se pone a llorar, abre la cajita y arroja al mar un
polvito negro que se hunde cuando cae. Los cometas tienen cola y forman olas, olas
gigantes que contienen pececitos, caracolitos, piedritas de vidrio y estrellitas
de mar. Yo creo que estoy en el mar porque me siento flotar como cuando mi mamá
me lleva a nadar. Cada vez estoy más cerquita de la luz que me atrae como un
imán, y ya no veo a mamá, solo veo un jardín con miles de florecitas que revolotean
en el espacio como mariposas jugueteando aquí y allá. Yo creo que sí estoy en
el mar, el mar se mudó al cielo. Y en el mar hay flores, flores de todos los
colores, no son estrellas, ni cometas, ni asteroides; son flores. Y yo quiero
quedarme aquí, mamá, en el jardín espacial del mar y flotar como flotan las
flores en el mar.
Como flores en el mar hermoso!
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